La primera es en la ciudad de New York, y posiblemente en 1958 durante la época Navideña. Es una cena familiar con unos amigos, y Heberto es el primero de izquierda a derecha; a su lado, mirando hacia la cámara está Bertha Hernández, su primera esposa y madre de sus 3 hijos mayores, y de seguro ese bebé que carga el otro señor es Giselle, su hija.
La foto número dos es en París, y está fechada en 1959. Ya Heberto había regresado a Cuba desde New York y aparece aquí en compañía de varias figuras importantes de la cultura cubana. Les coio textualmente lo que trae escrito por detrás, de la mano del propio Heberto: "En 1959, en París. De derecha aizquierda el chofer del embajador Manuel Grant junto a Padilla, la consejera, la escritora cubana Nivaria Tejera, y los funcionarios Harold Gramatges y Flora Díaz Parrado y el empleado M. León". Se le olvidó identificar a Manila - una linda y elegante Manila - , la esposa del músico Harold Gramatges
.
La tercera foto, según leo en unas líneas detrás, y se trata de fotos de una agencia de prensa británica, está fechada en febrero de 1960 y, dice en inglés: JOURNALISTS FROM CUBA: A party or Journalists from Cuba are spending a month in the United Kingdom ( from February 15th to March 14th ), as guests of the Foreign Office and under arrangements madr by the Central Office of Information. The party comprises: Señor Jose A. MAESTRI, Dean of the National Collage of Journalists and Head of the Information Department of the Ministry of Commerce; Senor Enrique Labrador RUIZ, Senior Deputy Editor of the "Diario Nacional" ; Dr. Enrique GRAU Esteban, News Editor, Rotogravure Section of the "Diario de la Marina"; and Senor Heverto (sic) PADILLA, a member of the staffr of "Revolution", and Assistant Director of the Feature Section of "Prensa Latina". Y más abajo añade: "Three of the Journalists are seen here on their arrival at London Airport. From left to right ."they are: Dr. Enrique Grau Esteban; Senor Jose A. Maestri; Senor Heverto Padilla; senora Grau Esteban is accompanyng her husband, and can be seen on the right of the picture
ODISEO
Los ojitos, oscuros, legañosos.
los profetas conocen los hábitos del monje.
Llegan envueltos con sus letanías
(con) su antigualla secular y
(¿Qué vienen a decirnos?),
(ahí) alzan, como el horror,
un pasadizo (terrenal)
de presagios,
y augurios donde vela la muerte,
hasta en las claras mañanas (de domingo) de invierno,
se echan al mar en sus barcazas
ponen en el desnudo
su señal, su advertencia
--mitad sombra lunar, mitad ceniza--,
ah, cómo vocifera la piel tostada de las adolescentes
(cuando) una silba en las arenas, (la precede)
un sordo anillo
transparente
para la enorme boda --dicen los ancianitos-,
(En el más claro día, en el más alto s
se produce el asalto de los muy transparentes
ancianitos),
enconados, oscuros (sentenciosos), legañosos,
expertos en los presagios, en los sonsos.
Esa vela que se apaga en la luz,
fatigada de islas,
(una) goleta batiendo en el Caribe
de vuelta hacia el hogar, tal vez fuera Odiseo.
Los clásicos consuelan, pero no lo bastante.
Han pasado once años desde la partida de Heberto Padilla y si alguna tristeza me produce este hecho es la de ver su obra, enorme y decisiva para entender cómo un sistema social fallido y cruel fue permeando el alma de la nacíón y la resquebrajó hasta dejarla en puro hueso, permanece desconocida para muchos, especialmente para esa izquierda fea que pulula en todas partes, y sigue despreciándonos como exiliados







