Mi encuentro con César Vallejo
A tu encuentro voy, Vallejo,
con tu poesía mordiéndome los huesos
y la soledad buscando mi costado.
Te descubrí una tarde allá en mi isla
muy lejos de tus Andes azulados.
Descansabas o dormías
sobre un estante polvoriento.
“Hay golpes en la vida tan fuertes…
¡Yo no sé!”…
Un día escribiste y te leí con avidez.
Yo también he sido, lo confieso,
ese hombre apabullado por los golpes
de la vida.
Cómo hubiese querido acompañarte
en tu aventura a España,
y sentarme a dialogar contigo
mientras esperabas la Muerte
aquel jueves en París, con aguacero.
© René Dayre Abella
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