Muestra mis creaciones literarias, poemas, crónicas y relatos, así como detalles biográficos del autor. Del mismo modo contribuye modestamente a promover la literatura y el arte de mis hermanos poetas, narradores y artistas, no solamente cubanos, sino latinoamericanos e hispanohablantes en general, que encuentran en este blog una especie de casa virtual con puertas y ventanas siempre abiertas, para el diálogo y la charla entre amigos.
A book of poetry by René Dayre Abella, Cuban poet living in San Diego, California. /Un libro de poemas de René Dayre Abella, poeta cubano residente en San Diego, California.
Cita de Jorge Luis Borges
"Las dictaduras fomentan la opresión, las dictaduras fomentan el servilismo, las dictaduras fomentan la crueldad más abominable es el hecho de que fomentan la idiotez. Botones que balbucean imperativos, efigies de líderes, vivas y mueras prefijados, muros exornados de nombres, ceremonias unánimes, la mera disciplina usurpando el lugar de la lucidez... Combatir esas tristes monotonías es uno de los muchos deberes de un escritor". Jorge Luis Borges.
José Lezama Lima: La mar violeta añora el nacimiento de los dioses, ya que nacer es aquí una fiesta innombrable, un redoble de cortejos y tritones reinando.
martes, 23 de enero de 2018
FOTOGRAFÍA
Edvard Munch: retratando lo invisible
El
autor de 'El grito' fue también un aficionado a la fotografía, en la
cual encontró tanto un método de autoexploración como un campo abierto a
la experimentación estética
Ver fotogaleríaAutorretrato con gafas y sentado al lado de unas acuarelas en Ekely, ca. 1930Edvard Munch / Cortesía Munch Museum
“Tengo una vieja cámara con la que me he retratado a
mí mismo innumerables veces”, escribía Edvard Munch (1863-1944). “Algún
día cuando sea mayor y no tenga otra cosa mejor que hacer que escribir
mi autobiografía, todos mis autorretratos saldrán a la luz de nuevo”.
Transcurría entonces 1930 y el artista noruego continuaba su lucha por
exorcizar los demonios internos; aquellos que desde su triste infancia
marcaron su existencia, y a los que dio rienda suelta en su obra
haciendo de él uno de los pintores más influyentes de su generación. No
es de extrañar que alguien tan desdichado como obsesionado con su
tormento hiciese del autorretrato no solo un recurso formal de su obra
pictórica sino también un método de autoexploración de la psique.
Con solo cinco años perdió a su madre, aquejada de tuberculosis,
quedando al cargo de su padre, un fanático religioso. Nueve años más
tarde murió su hermana mayor, también enferma de los pulmones. Siendo un
joven adulto y convertido en un alcohólico, tuvo una grave crisis nerviosa que requirió su ingreso en un sanatorio.
“La enfermedad, la locura y la muerte fueron los ángeles negros que
guardaron mi cuna y me acompañaron durante toda mi vida”, escribía el
pintor, quien intentó curar su neurosis a través de su arte. Pero el
exceso de pasión y de angustia que desprendía su obra resultaba tan
amenazador que en un principio fue recibido como un insulto al arte.
“Parte del impacto de Munch, una gran parte, viene de su absoluta falta
de decoro”, escribía el crítico Robert Hughes. Su necesidad de
exteriorizar el torbellino de emociones que le oprimían tuvo como resultado “El grito”, hoy un símbolo de la parte más sombría de la condición humana, cuya venta alcanzaría los noventa y siete millones de dólares.
ver fotogaleríaEdvard Munch y Rosa Meissner en Warnemünde, 1907Edvard Munch/ Cortesía Munch Museum
La exposición The Experimental Self: Edvard Munch's Photography,
organizada por la Scandinavia House de Nueva York, muestra 50
fotografías tomadas por el atribulado pintor entre 1902 y 1930, así como
una película de seis minutos, también grabada por él mismo. La mayoría
de las imágenes son autorretratos y ponen en evidencia el gusto por la
experimentación del artista y su compromiso con la modernidad. Como
aficionado explotaba sus fallos técnicos en busca de efectos expresivos,
jugando así con el movimiento, con los efectos de una larga exposición o
con ángulos forzados, logrando, en ocasiones, un efecto fantasmagórico
que trasciende a lo real. A través de una herramienta tan objetiva
como la cámara, el autor quería manifestar sus conflictos. “La
naturaleza no es solo aquello que es visible a los ojos… incluye las
imágenes internas del alma”, decía el artista. Su afán de introspección
le llevó a retratarse en ocasiones como un espectro, haciendo invisible
aquello que es objetivamente visible. Así, Munch se muestra como uno de
los primeros artistas de la historia en hacerse selfies, que lejos de la complaciente idealización que impregna al selfie
contemporáneo explota el potencial expresivo de la fotografía para
indagar en su identidad y en la frágil naturaleza de la psique humana.
El conjunto de fotografías está englobado en dos
periodos: desde 1902 hasta 1920 y de 1927 hasta mediados de los años
treinta. Cuando en 1888 George Eastmant sacó al mercado bajo la marca
Kodak la primera cámara que incorporaba carrete, la fotografía se hizo
accesible a las masas. Así, artistas como Gauguin, Rodin, Degas o los
nabis Pierre Bonnard y Édouard Vuillard, entre otros, hicieron uso de
ella atraídos por las posibilidades creativas implícitas en el nuevo
medio. Munch comenzó a tomar fotografías en 1902, en Berlín, el mismo
año en el que puso fin a su turbulenta relación con Tulla Larsen.
Aquella ruptura trajo consigo una confrontación en la que
accidentalmente se disparó una pistola y mutiló uno de los dedos del
artista. Este evento desencadenó una etapa de vaivenes emocionales que
acabó con su ingreso en la clínica psiquiátrica del Dr. Jacobson. De esa
época es su Autorretrato ‘à la Marat’, un guiño a la obra de Jacques Louis David, a la que también versionó en sus óleos.
ver fotogaleríaFips, el perro de Munch, 1930Edvard Munch/ Cortesía Munch Museum
El segundo lote de imágenes corresponde a una etapa
más tranquila en la vida del artista. Se extiende entre 1927 y mediados
de 1930, periodo en el que tuvieron lugar algunas exitosas exposiciones
del artista en Oslo y en Berlín, pero también en el cual padeció una
hemorragia visual que temporalmente alteró su visión. En este periodo se
observa un nuevo dominio formal en sus autorretratos que coincide con
las preocupaciones de la fotografía alemana de vanguardia, entonces en
pleno apogeo. Dejaría tras sí 261 hojas de contactos y 30 negativos. Las
imágenes no solo revelan la influencia de su fotografía en su obra,
sino el impacto de la mirada de un pintor en el medio fotográfico. A
pesar de su interés en el medio, nunca las mostró públicamente, creía
que nunca podrían alcanzar la intensidad y la fuerza psicológica de sus
pinturas.
The Experimental Self:Edvard Munch´s Photography. Scandinavia House. Nueva York. Hasta el 5 de marzo del 2018
Según las disposiciones del Convenio de Berna para la protección de las obras literarias y artísticas, las obras se encuentran protegidas sin ninguna formalidad en todos los países que forman parte de este convenio.
Esto significa que la protección internacional del derecho de autor es automática, nace en el momento de la creación de la obra y este principio se aplica a todos los países parte del Convenio de Berna.
[Tomado de: http://www.wipo.int/copyright/es.]
Entre estas disposiciones se contemplan los Derechos de Autor y la Propiedad Intelectual bajo las cuales queda protegida toda la obra publicada en http://www.reneabella.com/
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